
Como estaba anunciado, en el salón de actos de la Arciconfraternita e Monte del SS. Sacramento dei Nobili Spagnoli tuvo lugar hoy viernes la presentación en Nápoles de la Collana di Studi Carlisti (Colección de Estudios Carlistas) que publican las Ediciones Solfanelli con el patrocinio del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II.
Un contratiempo de última hora impidió la asistencia del presidente del Consejo, profesor Miguel Ayuso, quien envió un mensaje al que dio lectura el Duque de San Vito:
A lo largo de casi cincuenta años de dedicación al apostolado político y cultural he emprendido muchos viajes, quizá demasiados, pero que —gracias a Dios— entiendo han sido fructíferos. Con los años, la frecuencia de los desplazamientos los va haciendo más inciertos. Esto es lo que me ha ocurrido en esta ocasión, en que tras haber organizado con gran ilusión una nueva visita a la capital del Reino de Nápoles, que goza de todas mis predilecciones, he visto cómo se frustraba por la convalecencia de una afección no grave pero sí molesta. Tanto como para impedirme viajar.
Lamento, pues, no poder estar hoy en la sala de la Archicofradía de Nobles Españoles de Santiago, en la que por lo menos media docena de veces he tenido el honor de hablar en la casi treintena de veces que he disfrutado de la ciudad de Nápoles.
Permítanme, en todo caso, además de agradecer una vez más a los Gobernadores de la Archicofradía por su benévola acogida, tanto al príncipe don Landolfo Caracciolo como al conde don Giuseppe de Vargas Machuca, y de saludar a los amigos presentes, hacerles llegar unas breves consideraciones sobre el acto que nos reúne.
El profesor Gianandrea de Antonellis, que se encuentra entre mis amigos más queridos del Viejo Reino, tiene una capacidad de trabajo y una dedicación intelectual verdaderamente admirables. Últimamente compatibiliza tres trabajos de edición dignos de relieve. El de las obras completas del Príncipe de Canosa, cuya presentación fue la feliz ocasión de mi última estancia en Nápoles. Trabajo meritorio en grado sumo, que sigue avanzando y estoy seguro será capaz de completar en breve tiempo. El de relevantes textos políticos clásicos del periodo hispánico, que sigue creciendo año tras año. Y, finalmente, el de la colección de estudios carlistas, en lengua italiana, a la que añade unos cuadernos de historia y literatura carlista en castellano.
La colección de estudios carlistas, que el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II —fundado por Francisco Elías de Tejada y presidido ahora indignamente por quien se dirige a ustedes— patrocina, ha reunido una serie de textos de gran importancia para la comprensión del fenómeno del legitimismo carlista, donde se encuentran los nombres del historiador Melchor Ferrer, del propio Francisco Elías de Tejada, de los también profesores Rafael Gambra y Frederick D. Wilhelmsen, del más importante pensador de finales del siglo XIX, Juan Vázquez de Mella. Además de otros trabajos monográficos sobre las raíces de la modernidad, la legitimidad de ejercicio o la figura de Don Carlos VII en las páginas de La Civiltà Cattolica. También otras piezas de naturaleza literaria. En poco tiempo se han alcanzado los trece títulos y el telar de Antonellis no se detiene.
Creo que es el momento de darle las gracias públicamente.
En segundo lugar, no puedo dejar de referirme a quien ha sido durante treinta años uno de mis más constantes compañeros de batalla en la Península itálica, el doctor Maurizio Di Giovine. El amigo de Silvio Vitale. El continuador de Paolo Caucci von Saucken al frente de las reuniones de Civitella del Tronto. El representante inteligente de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón. Y el mejor conocedor de la tradición legitimista europea. A él se debe un texto decisivo sobre el carlismo en la península italiana, ya publicado en esta colección, y que se va a desarrollar en una serie de volúmenes en el futuro.
Creo que es el momento también de darle las gracias públicamente.
Como igualmente, para terminar, pero no menos importante, al profesor Giovanni Turco, amigo desde hace decenios, con quien he colaborado en el seno de los congresos de derecho natural organizados por el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II y la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, muchos de ellos en Nápoles, gracias a sus desvelos, en el Convento de Santo Domingo el Mayor, donde enseñó Santo Tomás.
Lungo quasi cinquant’anni dedicati all’apostolato politico e culturale ho compiuto molti (forse troppi) viaggi che però — ringraziando Dio — mi sembra che siano stati fruttuosi.
Con il passare degli anni, la frequenza dei viaggi li rende più incerti. È quello che mi è accaduto in questa occasione, in cui, dopo aver organizzato con grande entusiasmo una nuova visita nella capitale del Regno di Napoli, una delle mie mete predilette, la ho visto frustrata dalla convalescenza di una malattia non grave ma fastidiosa, almeno abbastanza da impedirmi di viaggiare.
Mi dispiace, pertanto, di non poter essere oggi nella sala dell’Arciconfraternita dei Nobili Spagnoli di Santiago, dove ho avuto almeno una mezza dozzina di volte l’onore di parlare nelle quasi trenta volte che ho potuto godere della città di Napoli.
Permettetemi, in ogni caso — oltre a ringraziare ancora una volta i Governatori dell’Arciconfraternita per la loro benevola accoglienza, sia il principe Don Landolfo Caracciolo che il conte Don Giuseppe de Vargas Machuca, e di salutare gli amici presenti — di inviarvi alcune brevi considerazioni sull’evento che ci ha riunito.
Il professor Gianandrea de Antonellis, che è tra i miei più cari amici dell’Antico Regno, ha una capacità di lavoro e di dedizione intellettuale davvero ammirevole. Ultimamente, ha combinato tre lavori editoriali davvero importanti. Quello delle opere politiche complete del Principe di Canosa, la cui presentazione fu la felice occasione del mio ultimo soggiorno a Napoli, proprio in questa sede. Un lavoro veramente meritorio, che continua ad avanzare e sono certo che sarà in grado di completare in breve tempo. Quello dei principali testi politici classici del periodo ispanico, che continua a crescere anno dopo anno. E, infine, quello della «Collana di Studi carlisti», in italiano, a cui aggiunge alcuni «Quaderni di storia e letteratura carlista» in castigliano.
La «Collana di Studi carlisti», patrocinata dal Consiglio di Studi Ispanici Filippo II — fondato da Francisco Elías de Tejada e ora indegnamente presieduto da chi si rivolge a voi —, ha riunito una serie di testi di grande importanza per la comprensione del fenomeno del legittimismo carlista, in cui si incontrano i nomi dello storico Melchor Ferrer, dello stesso Francisco Elías de Tejada, dei professori Rafael Gambra e Frederick D. Wilhelmsen, e del più importante pensatore della fine del XIX secolo, Juan Vázquez de Mella. Oltre ad altre opere monografiche sulle radici della modernità, sulla legittimità di esercizio o sulla figura di Carlo VII nelle pagine de «La Civiltà Cattolica». Nonché alcuni testi di carattere letterario. In poco tempo sono stati raggiunti tredici titoli e il torchio di de Antonellis non si ferma.
Penso che sia giunto il momento di ringraziarlo pubblicamente.
In secondo luogo, non posso non fare riferimento a chi è stato da trent’anni uno dei miei più costanti compagni di battaglia nella penisola italiana, il dottor Maurizio Di Giovine: Amico di Silvio Vitale, successore di Paolo Caucci von Saucken alla guida degli Incontri di Civitella del Tronto, intelligente rappresentante di S.A.R. Don Sisto Enrico di Borbone. E il miglior conoscitore della tradizione legittimista europea. A lui si deve un testo decisivo sul Carlismo nella Penisola italiana, già pubblicato in questa collana, e che a breve sarà sviluppato in una serie di volumi.
Anche in questo caso, penso che sia giunto il momento di ringraziarlo pubblicamente.
Come pure vorrei ringraziare, da ultimo ma non per ultimo, il professor Giovanni Turco, mio amico da decenni, con il quale ho collaborato ai congressi di diritto naturale organizzati dal Consiglio di Studi Ispanici Filippo II e la Società Internazionale Tommaso d’Aquino, molti dei quali, grazie al suo impegno, a Napoli, nel Convento di San Domenico Maggiore, dove insegnava San Tommaso.












Debe estar conectado para enviar un comentario.