In memoriam Juan Antonio Sardina Páramo
Pontevedra, octubre 2017, mes del Santo Rosario. [FARO]. Juan Antonio Sardina Páramo, nacido en La Coruña en 1949, ha fallecido en Pontevedra el 3 de octubre pasado. Cursó Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela durante los últimos años sesenta y primeros de los setenta del siglo pasado. Ya durante sus estudios universitarios despuntó como alumno brillante y se vinculó con la cátedra de Derecho Natural y Filosofía del Derecho que regentaba el profesor Francisco Puy. Venció el concurso de trabajos de alumnos del curso 1969-1970 con un estudio de 214 páginas sobre El cooperativismo en Galicia, que en 1971 se publicó como el volumen número 7 de la Biblioteca Hispánica de Filosofía del Derecho. Para esa misma colección tradujo el estudio del ilustre profesor carlista brasileño José Pedro Galvão de Sousa sobre La historicidad del derecho y la elaboración legislativa (1972) y el famoso libro del también conocido profesor brasileño Miguel Reale Teoría tridimensional del derecho (1974).
El profesor Francisco Elías de Tejada, que era el maestro de la Escuela, le invitó a desarrollar la segunda ponencia («Las Españas como patria») en las Primeras Jornadas Universitarias de Estudios Tradicionalistas, celebradas en Madrid en octubre de 1971. Además del profesor Elías de Tejada, que introdujo esas Jornadas juveniles del Centro de Estudios Históricos y Políticos «General Zumalacárregui» (el Zumalacárregui de los buenos tiempos, antes de que cayera en otras manos), los demás ponentes fueron (por este orden) los profesores Lamsdorff-Galagane, Sardina Páramo, Fernández de Escalante y Andrés Gambra. Elías de Tejada habló de «primera cosecha humana». No sería la última de sus intervenciones en ese seno, pues en 1973 redactaría el capítulo «El derecho en Aparisi Guijarro», para el volumen Aparisi y Guijarro: las claves de la tradición política española (1973). Así pues, en esos últimos años universitarios lo encontramos decididamente albergado en las tiendas del tradicionalismo político español, esto es, del Carlismo. Poco después, en 1975, defendió su tesis doctoral, bajo la dirección del Profesor Puy, El concepto de fuero: una análisis filosófico de la experiencia jurídica, publicado en 1979. También por entonces, en 1977, pronuncia una conferencia titulada «Alternativa foral», en el Círculo Aparisi y Guijarro de Valencia (también el de los buenos tiempos). Y comienza a colaborar en la revista Verbo, donde Eduardo Chuliá comentó su tesis y donde Sardina publicó a su vez sendas recensiones de los libros del notario Carlos Abraira sobre El derecho foral gallego y del profesor Vladimiro Lamsdorff sobre ¿Estructuralismo en la filosofía del derecho?, reseñando igualmente para la Revista de Estudios Políticos las actas de la Reunión de Amigos de la Ciudad Católica del año 1970 sobre «El municipio en la organización de la sociedad».
Los vaivenes de la política universitaria, acrecidos en su disciplina tras el fallecimiento del profesor Elías de Tejada en febrero de 1978, y los cambios acaecidos en el interior de su escuela, no permitieron que se asentara en la Universidad, como hubiera sido de esperar a la vista de sus cualidades. A falta de un catedrático de Filosofía del Derecho se ganó un abogado del Estado, pues —aunque con algunos años ya— ganó brillantemente estas oposiciones dando un giro a su vida. Como abogado del Estado, en Lugo y Pontevedra, aunque ejerció principalmente como juristas práctico, no dejó de cultivar la literatura jurídica, en temas de derecho público y ocasionalmente de filosofía jurídica. También descolló como jugador de ajedrez y aficionado a la ópera.
No volvió en cambio a la actividad en el seno de la Comunión, aunque colaboró ocasionalmente con algunas de las iniciativas de los carlistas valencianos. También figuró siempre entre los corresponsales de la Fundación Elías de Tejada. El profesor Miguel Ayuso, actual presidente de la misma, nos cuenta así que no era infrecuente la comunicación escrita o por teléfono con Juan Antonio Sardina a propósito de la acción cultural tradicionalista. Requiescat in pace.
13 mayo 2020 a 12:58 pm
[…] que parecía más un inspector de hacienda infiltrado que un político. Yo esperaba alguien como Juan Antonio Sardina, que mientras jugaba no paraba de hablar y contar anécdotas. A nivel de su juego, después de […]